jueves, marzo 22, 2012

Francis Catalano: «En poesía, me gusta la idea de un objeto construido»

El poeta canadiense Francis Catalano
Foto de: Claude-Simon Langois

Por: Mario Pera
Traducción: Maud Yvinec

De origen italiano – quebequense, el poeta canadiense Francis Catalano se proyecta como una de las principales voces líricas de su país. Estudió Artes en la Universidad de Québec – Montreal, donde también obtuvo una maestría en estudios Literarios. En 1986, obtuvo una beca del Ministerios de Asuntos Exteriores italiano que le permitió viajar a la capital italiana a estudiar Literatura italiana en la Universidad de Roma.
     En la década de los 80 del siglo pasado, fue uno de los cofundadores de la revista Afluencia, vinculándose a la realización de eventos literarios como Poesía Ciudad Abierta y Poesía-Minuto y Écrithôthon.
Además de poeta y ensayista, se ha desempeñado como traductor, habiendo traducido al francés el poemario Instructions pour la lecture d’un journal (‘Instrucciones para la lectura de un periódico’, de Valerio Magrelli), y habiendo escrito Le Vase brisé (‘El florero roto’), ensayo sobre la obra del poeta italiano Valerio Magrelli; por esta última traducción, publicada en el año 2005, recibió el Premio John Glassco de traducción literaria del 2006. Ha traducido, asimismo, a otros escritores italianos contemporáneos como Pier Vittorio Tondelli, Edoardo Sanguineti o Mario Luzi. Actualmente, pertenece al consejo editorial de la revista Exit.
En el 2010, Catalano se hizo merecedor del Gran Premio Quebecor del 26º Festival Internacional de Poesía de Trois-Rivières. Sin duda, se trata de uno de los principales referentes de la poesía contemporánea canadiense, por resulta interesante compartir con el público algunas de sus opiniones y de sus experiencias como escritor.



1. Francis, ¿cómo comienza tu vínculo con la poesía, con la lectura de esta y con su escritura?
Fue cuando debía tener 11 ó 12 años. En el colegio, el profesor de francés nos pidió que escribiéramos un texto sobre algún tema de nuestra elección. Entonces, escribí un texto que jugaba con las palabras «toit» y «toi» (‘techo’ y ‘tú’). Gracias a ese ejercicio me gané la simpatía del profesor y la de los otros alumnos. En aquel momento, no entendí que se trataba de mi primer contacto con la poesía.
Después, hacia los 15 años, escribí mis primeros poemas para seducir a una chica. Me acuerdo de los primeros versos: «en un elevador/o en algún otro lugar (…)». Y funcionó. Con esa chica rompimos al poco tiempo, pero enamoré de la poesía y le fui fiel. Más o menos al mismo tiempo, descubrí a Arthur Rimbaud y desde ese momento no dejé de leer poesía.


El poeta Catalano leyendo su poesía en Lion d'Or (Montreal),
con motivo de la celebración del 10mo aniversario de la revista Exit

2. Con relación a tu forma de trabajo, ¿cómo elaboras tus poemarios? ¿Determinas un tema, planificas una estructura y escribes los poemas para cumplir con esa estructura, o solo escribes y luego reúnes los poemas dándole una unidad temporal a cada poemario?
Escribo «libros de poemas» más que «poemarios». Digo esto, porque la imagen que se tiene de un poemario, es algo que se recolecta, que se recoge, como flores esparcidas en un campo para después hacer un ramo (en francés también decimos «florilegio» para hablar de un «poemario»). Escribo libros de poemas, puesto que cada uno de mis libros corresponde a un determinado tema, que a menudo es un concepto. Pero, en función del libro, mi enfoque siempre es distinto.
Antología del poeta: Panoptikon (2005)

A veces, se me ocurre primero el título del libro. Este fue el de mi cuarto libro: Panoptikon. Encontré esta palabra por primera vez en un poema de Ezra Pound. Esta nueva palabra, y el concepto del panóptico que se deriva de ésta, se me revelaron. Leí sobre el tema, y escribí bastantes poemas que remiten cada uno al concepto del panóptico (que significa, literalmente, «que lo ve todo» y es, en realidad, un sistema de vigilancia). En nuestras sociedades de alta tecnología, este concepto funciona totalmente. Entonces, escribí poemas sobre la televisión, las computadoras, el internet, los bancos, hasta sobre las ecografías. Puesto que incluso, antes de nacer, desde el vientre de nuestra madre, podemos ser observados por nuestros padres y nuestra imagen puede ser grabada en un disco duro.
En poesía, me gusta la idea de un objeto construido. La idea de que se puede escoger cualquier poema al azar y que, dicho poema, puede reflejar el libro entero. La idea de las fractales en física. Cada parte contiene la totalidad. Lo mismo con Index. Se trata de un libro sobre América (siendo la x de Index, la tachadura de «l’Inde» —la India—, esa tierra que Colón creía haber descubierto, equivocándose), desde los orígenes (primero, un tiempo geológico, después, la llegada de los humanos por el estrecho de Bering) hasta la toma de posesión del territorio por los Británicos (en 1760). Se trata de un viaje en el tiempo a bordo del Poema… y cada poema en este proyecto se refiere a los indígenas, es decir, a esta huella todavía legible que dejó el hombre, y que se reconoce cuando todavía hoy miramos los paisajes y la naturaleza salvaje.
De manera general, me gusta la idea de que exista una interconexión entre cada uno de mis libros, tal y como existe un vínculo indisoluble entre cada uno de mis poemas al interior de cada uno de mis libros. Cuando deje de escribir (lo que no pienso hacer), me gustaría que mis libros conformaran un Todo indivisible.


Segundo poemario de Francis Catalano, Index (2001)

3. En relación a la poesía hoy en día se publica en tu país, Canadá, ¿cómo ves el nivel de la poesía canadiense contemporánea?
Puedo hablar sobre todo de la poesía quebequense, que se publica en Quebec y en francés. Canadá es un país muy grande, 09 de sus 10 provincias son anglófonas. Los idiomas oficiales en Canadá son el inglés, el francés y las lenguas autóctonas (algonquino, iroqués, inuit). Pero a causa de su posición geográfica y demográfica, Canadá tiene sobre todo una consonancia inglesa.
Esta es la originalidad de Quebec, el único baluarte en América en que todavía se habla francés. Esta marginalidad es una fuerza, porque diferencia a Quebec y a los quebequenses del resto de los canadienses, los cuales, por ejemplo, se confunden a menudo con los estadounidenses por el idioma…
Desde siempre, la cultura quebequense oscila entre las influencias que vienen de Francia y de los Estados Unidos de América. Esta doble pertenencia (Francia por el idioma y EE.UU. por el territorio) se refleja en nuestra literatura. Los poetas escriben en francés realidades americanas que comparte un mundo anglosajón. Escribir poesía, o cualquier otro género literario, en francés, se parece a menudo a un tipo de resistencia. Queda de modo inconsciente. Cuando escribo, escribo en mi idioma materno, y se acabó. Pero global e inconscientemente, pongo una piedra más al deseo de afirmación, y sigo con la construcción del edificio en mi lengua materna.


Me horroriza (2002), tercer poemario de Catalano

4. Además de la posibilidad de expresarte artísticamente, ¿consideras que la poesía te ha brindado algo más como persona? ¿Imaginas cómo hubiera sido tu vida si no te dedicaras a la poesía?
Si no me hubiera dedicado a la poesía, probablemente hubiera sido astronauta o astrofísico, investigador en microbiología o en física quántica, beisbolista (probablemente lanzador), reparador de ascensores, flautista en una orquestra sinfónica o mago. No sé, exactamente. Eso sí, en cada una de estas disciplinas, me habría esforzado al extremo y habría intentado innovar en la materia. En vez de descubrir nuevas estrellas, o un antídoto contra el mal, invento suites poéticas, hago aparecer sensaciones, hasta el momento, invisibles gracias a las palabras.
Esta extraña postura que consiste en escribir poesía todavía en el siglo XXI, me permitió llegar a ser lo que soy. Esta necesidad interior me transformó como persona, por supuesto. Pero sobre todo, transformó la visión que los otros tienen de mí. Ser un escritor menor (es lo que soy), de un género menor (la poesía), en una literatura menor (la literatura quebequense, o canadiense) me motiva a nivel personal. Allí es donde, a mi parecer, está la mayor probabilidad de encontrar las perlas más preciosas. La literatura latinoamericana es un buen ejemplo de ello.


Instructions pour la lecture d'un journal, traducción de Francis Catalano
del poeta italiano Valerio Magrelli,
traducción por la que ganó el Premio John Glassco en 2006

5. En el año 2006, ganaste el premio John Glassco para traducción literaria por tu traducción de Instructions pour la lecture d'un journal, del poeta italiano Valerio Magrelli. ¿Cuánto influye en tu trabajo como traductor de poesía el hecho de que seas poeta? ¿Es más fácil traducir poesía para un poeta que para alguien que no la escribe?
Creo que los seres humanos, en la vida cotidiana, se encuentran continuamente en situación de traducción. Todo el tiempo traducimos, si efectivamente traducir es interpretar y convertir una cosa en otra. Cuando vemos, el ojo traduce la luz en la corteza y aparece la visión; cuando leo, convierto símbolos abstractos (letras, palabras) en significantes e imágenes. Pensándolo bien, hay algo del orden de la magia que opera cuando escribimos, cuando leemos, cuando traducimos.
Por lo tanto, escribir es traducir. Cuando escribo un poema, traduzco a mi idioma materno un idioma desconocido que está tocando la puerta. Creo que en cada poeta, hay un traductor de poesía en potencia, lo cual no es necesariamente el caso al revés. Para traducir poesía, no sólo hace falta ser sensible a las significaciones propuestas en el idioma de origen, sino también reconocer los ritmos, las sonoridades, diría el aliento del poema de origen, lo cual es más difícil. Pero, ante todo, es necesario creer en la traducibilidad del poema. Lo cual no es evidente.
Cuando veo un a un prestidigitador hacer aparecer conejos en un sombrero, creo lo que veo, sabiendo, al mismo tiempo, que se trata de un truco. Del mismo modo, creo que un poema es traducible de un idioma a otro, aunque en dicha operación se esconde un engaño, un truco. Todo el espectáculo de la traducción termina siendo una ilusión.


El poeta Francis Catalano

6. En el Perú es difícil encontrar publicaciones de poetas canadienses, por ello, la poesía de tu país es poco conocida en nuestro país. En relación a ello, ¿qué autor o autores canadienses nos recomendarías para conocer la tradición poética de tu país? ¿Hay algún autor o autores imprescindibles?
Por motivos que desconozco, los autores canadienses ingleses son más conocidos en el extranjero que los autores quebequenses, inclusive tienen, a veces, fama internacional. Pienso en Margaret Artwood, Morcedai Richler o Leonard Cohen, quienes, dicho sea de paso (por lo menos Richler y Cohen) nacieron en Montreal.
Entre los poetas quebequenses francófonos, empezaría con Émile Nelligan, un poeta de finales del XIX que escribió la totalidad de su obra a los veinte años (se trata de nuestro Rimbaud). Entre los imprescindibles, notemos a Hector de Saint-Denys Garneau y a Anne Hébert; la entrada en la modernidad con Claude Gauvreau, firmante de un manifiesto artístico titulado Le refus global (‘El rechazo global’) (1948), Paul-Marie Lapointe, Rolan Giguère; después, los poetas de la identidad nacional gravitando alrededor de las ediciones de L’Hexagone, Gaston Miron, Gérald Godin, Paul Chamberland.


Catalano en el Festival Internacional de Poesía de Trois-Rivieres del 2010.
En esa ocasión, Catalano se hizo merecedor del Premio Quebecor FIPTR

7. Vas a participar como poeta invitado en el Primer Festival Internacional de Poesía de Lima de este año. ¿Qué expectativas tienes en torno al mismo? ¿Qué opinas de los festivales de poesía?
Espero descubrir nuevas voces y tal vez, si es posible, ayudar a difundirlas aquí [en Canadá]. Conocemos bastante mal la poesía que se escribe actualmente en Perú. Y en el Perú, se conoce bastante mal la poesía que se escribe en Quebec. Sería interesante ver una colaboración entre poetas peruanos y quebequenses, bajo la forma de una publicación. Los festivales de poesía, sobre todo, sirven para esto, acercar lo que está lejos.


Último poemario de Catalano, qu'une lueur des lieux (2010)


8. Finalmente Francis, ¿tienes algún nuevo proyecto poético en espera de publicación?, ¿te encuentras trabajando algún nuevo poemario o traducción?
Justo acabo de entregar a mi editor un libro de poemas titulado Où les espaces s’appuient (‘Donde los espacios se apoyan’) (el título viene de un verso de Sylvia Plath, una poeta estadounidense). Son poemas escritos durante viajes a California, Costa Rica, Nueva York, España, etc. Me gusta mucho escribir viajando. Los viajes me estimulan, «forman la juventud», y ¡los poemas! Quizás añadiré una parte «Perú», si encuentro tiempo para escribir durante el Festival de Lima.
También, otro libro de poemas titulado simplemente Météo, agrupados por estaciones; estos poemas tratan del clima, de su efecto sobre las personas y su humor, de los cambios climáticos causados por las desenfrenadas necesidades del hombre de pensar en términos económicos.
Y una primera novela, que se publicará este otoño y se titula On achève parfois ses romans en Italie (‘A veces uno termina sus novelas en Italia’). Se trata de una novela poética, en todo caso, de una autoficción que trata sobre la experiencia de un joven becario que está en Roma por primera vez, y cuenta lo que descubre en este Nuevo Mundo... bueno, «Nuevo» para él...





Biodata.
Francis Catalano. Montreal – Canadá, 1961. Ha publicado en poesía: Romamor (1999), Index (2001), M’atterres (2002), Panoptikon (antología, 2005) y qu’une lueur des lieux (2010).

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